Se rompieron todas las patas, la parte inferior se separó del resto del mueble, la puerta salió volando y no creo que haga falta describiros mi cara en ese momento.
Tras reponerme del susto y alegrarme de haber sido precavida y haber comprado otro mueble igual (pues no estaba segura de saber pintarlo la primera vez) me dispuse a buscar alguna solución con los restos, y esto es lo que se me ocurrió.
Pegué las patas, pinté encima y le di el mismo tratamiento que al sillón Luis XV.
Tapicé con la misma tela y... voilà!, ¡un escabel Luis XV!.
Me viene muy bien para el salón, pues al no tener respaldo lo hace visualmente más amplio.
Con la puerta del armario simplemente he hecho un espejo, que colocaré también en el salón, quedando un conjunto bastante curioso.
Lo mejor de todo, es que he repetido el proceso de transformación del armario del cuarto de baño otra vez y el resultado final me satisface mucho más que antes. Pero esa será otra historia.
En fin, bien está lo que bien acaba.
que bueno!
ResponderEliminargenial!!! que final feliz para un desastre!!, me encanta el conjunto que quedo...el espejo es un lujo!
ResponderEliminarPues al final te ha quedado un conjunto de lujo! Un besin!
ResponderEliminarTe ha quedado precioso, el conjunto es un caprichito.
ResponderEliminarMil besitos...Julia
A esto se llama saber sacar partido de las adversidades ! te queda un conjunto muy elegante y "ligero" Mariajo
ResponderEliminarcomo se suele decir "no hay mal que por bien no venga " y tu aprovechaste muy bien ese estropicio para hacer una verdadera maravilla muy chula.
ResponderEliminarSaludos Loly
Te he dejado un premio virtual en mi blog.
que idea me acabas de dar. Se me rompio una chaise longue y la tengo perdida en una caja años sin saber que hacer con ella y viendo tu personalización, creo que la podré recuperar :) Gracias por compartirlo
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